Si
pensaras en aquel dicho de Cristo que Dios es espíritu y que es necesario que
los verdaderos adoradores lo adoren en espíritu y en verdad de tal modo que
lleguen a ser un mismo espíritu con él, no te sería difícil comprender que la
verdadera vida espiritual consiste en que:
§
el hombre tenga
siempre su intención puesta en Dios,
§
que no ansíe nada más
que a Dios,
§
que no se acuerde más
que del mismo Dios; es más, que cada acción la
comience [después de haber]
invocado el nombre de su Señor y a él la dirija;
y
brevemente
§
ha recogido todo su
entender, querer, recordar, sentir y obrar en la bondad divina;
§
y juntamente el
corazón y la carne exultan en el Dios vivo;
§
y Cristo vive en el
hombre y ya no vive él mismo;
§
y su alma está
gobernada por el Espíritu de Dios como el cuerpo por el alma;
§
y su espíritu le rinde testimonio de que son
hijos de Dios;
§
y que son un ejemplar
vivo de Cristo, tanto que dicen con el Apóstol: “Sed imitadores nuestros, como
nosotros lo somos de Cristo” (1 Cor 4,16), así como si dijeran: “¿Queréis el
vivo ejemplo de Cristo? Fijaos en nosotros (2.02.01)
Dios
comienza desde lo alto y llega hasta lo
bajo; pero el hombre, queriendo ascender, comienza desde abajo y va a lo alto;
es decir, el hombre deja antes lo externo y entra en su interior, y de allí va
al conocimiento de Dios (2.02.15)
El
hombre ha sido creado y puesto en este mundo principalmente y sólo para que
vaya a Dios, y todas las demás cosas le ayudan a ello (2.06.01)
Sería
gran ceguera que no reconocieras que has sido creado para esto: para caminar
hacia Dios (2.06.08)
El
maestro debe tratar de conducir a sus discípulos al conocimiento y a la
familiaridad de Dios (3.12.17)
[Servirse
de las cosas sin atarse a ellas] Cada cosa está hecha y te ha sido dada para ir
hacia Dios, recibiendo de ella el fruto y dejando el afecto (2.06.16)
Dios
te ha dado el talento de la lengua y tu lo empleas mal... ¿Cuanto [más correrás
el riesgo de emplear mal] el talento más preciado que es tu espíritu? (2.02.14)
Tu
espíritu, aferrándose a Dios, se hace más sencillo y espiritual y por eso, una
vez gustado el espíritu, todo lo carnal pierde el sabor (2.02.02)
La
vida espiritual es un alimento que quien lo come lo sigue deseando; y es una
bebida que quien la ha gustado, todavía la desea. Quien no lo gusta no lo entiende
(2.02.06)
Es
necesario que el hombre que quiera llegar a Dios vaya por grados (2.01.14)
En
el camino hacia Dios, no avanzar y detenerse, es retroceder (2.06.23)
La
vida espiritual conlleva que no retrocedas y que no te pares, sino que en
cuanto la hayas gustado, avances de día en día y, olvidándote del pasado te
fijes en el porvenir (2.02.06)
Comienza
a hacer el bien, que necesariamente irás hacia delante y serás mejor (2.02.19)
Es
necesario que comprendas que debes ir hacia delante y hacia cosas más perfectas
(3.18.20)
Muchos
empiezan gallardamente, pero después se rinden, vencidos por la duración
(3.18.09)
¿Qué
beneficia comenzar bien y no terminar bien? Esto no es más que fatigarse en
vano (3.18.10)
Trata
siempre de aumentar lo que has comenzado en ti y en los demás, pues la cumbre
de la perfección es infinita (3.18.21)
Huye
de pensar que tengas bastante con lo que has empezado (3.18.21)
Lo
mismo que frecuentando la escuela disminuye cada vez más la ignorancia y el
hierro, trabajándolo, se pone más reluciente, así ocurre con la práctica cristiana
(1.06.03)
Ya
que no has puesto los cimientos, no puedes edificar (2.01.14)
El
hombre ha de pensar y volver a pensar, rumiar y volver a rumiar cuando tenga
que hacer algo importante; pero cuando lo ha pensado o se ha dejado aconsejar,
no debe retardar la ejecución porque, en el camino hacia Dios, lo primero que
se busca es la prontitud y la solicitud (1.02.10)
El
hombre indeciso está siempre inquieto y nunca se siente contento aunque todo
vaya bien; se entristece fácilmente y se enoja, tratando de buscar fácilmente
sus consuelos (102.05)
Pobres
de nosotros, porque la inestabilidad
que deberíamos emplear para huir del mal, la utilizamos para hacer el
bien (1.02.03)
Termina diciendo: Quiero vivir espiritualmente. Quiero
llegar a ser un mismo espíritu con Dios. Quiero que mi ciudadanía sea la del
cielo. Quiero tener a Dios siempre en el corazón (2.02.26)