La
verdadera finalidad de la reforma se conocerá por esto: si buscamos solamente
el puro honor de Cristo, la pura utilidad para el prójimo, los puros oprobios y
vilipendios de nosotros mismos, de tal forma que nos agrade el ser despreciados
(3.16.08)
Nuestros
queridos padres nos han mostrado tal grandeza y nobleza de ánimo hacia el
Crucifijo, hacia nuestras penas y oprobios, y hacia el bien y la perfección
consumada del prójimo, que si no tuviésemos un deseo infinito de estas cosas,
no podríamos considerarnos sus hijos e hijas, sino “bastardos” y mulos
(1.05.05)
Tened por seguro y cierto, que edificaréis, sobre el
fundamento de Pablo, no heno ni leña, sino oro y piedras preciosas y se abrirán
sobre vosotros y los vuestros, los cielos y sus tesoros (1.06.04)