Deseo
que recibáis al doctor de la justicia, de la santidad, de la perfección, el
Espíritu paráclito: el cual no os dejará errar, enseñándoos todo; no os dejará
que os desaniméis porque siempre estará con vosotros; no dejará que tengáis
necesidad proporcionándoos todo y dándoos sobretodo una eterna quietud (a
través de la cruz).Él os guiará para llevar una vida conforme a la de Cristo, a
imitación de los grandes santos; de modo que podáis decir como nuestro Padre:
“Sed nuestros imitadores como nosotros lo somos de Cristo” (1.05.04)
La
Unción del Espíritu Santo os aleccionará en todo y os cuidará, porque se ha compadecido de vosotros, ¡pequeño
rebaño! (3.16.10)
Cuando
suceda algo imprevisto que debe ser realizado, elevemos la mente a Dios,
rogándole que nos ilumine sobre lo que debemos hacer; y siguiendo el instinto
del Espíritu no fallaremos, porque el Espíritu Santo en seguida llega al fondo
de las cosas y no se queda en la superficie. (1.02.09; 1.02.06)
Que
el maestro enseñe a los novicios cuales ritmos o armonías realice en ellos el
Espíritu Santo (3.12.35)
El
Espíritu siempre te hace recordar a Dios, aunque duermas, porque, mientras
duermes, tu corazón vela (2.02.07)
Si vieras que de mal maestro sale un buen discípulo,
dile a tal maestro que no ha sido su obra, sino la virtud del Espíritu Santo la
que ha cooperado en la devoción del discípulo (3.12.06)