El
hombre interior tiene la misma necesidad del alimento espiritual que el hombre
exterior del pan material (3.12.31)
Estudien
los hermanos la Sagrada Escritura y
traten de entenderla con avidez deleitándose y comprendiéndola de tal
manera que sus sentidos ocultos se hagan abiertos y manifiestos, sobre todo
aquellos que son aptos para la edificación de los buenos hábitos (3.08.02)
En
la Escritura tú lees las virtudes y excelencias de tantos patriarcas y profetas
y hombres santos para que puedas imitarlos; y la malicia de los malos y sus
castigos para que huyas de ellos
(2.06.05)
Quien
no tenga hambre del alimento espiritual, quien no lo busque con ansiedad para
su sustento en las Sagradas Escrituras, en las exhortaciones, en las colaciones
[reuniones espirituales] y también quien no lo desmenuce para los demás, hará
morir a sí mismo y los demás de hambre y de miseria (2.12.31)
Los
libros, bien entendidos y trabajados con las manos, nos pueden conducir a la
perfección. Sabed todos que es mejor leer poco y masticarlo bien, que no ver muchas
cosas y muchos autores, porque esto es más bien satisfacer la curiosidad que
estudiar (3.08.03-4)
Deleitaos en leer aquellos libros que tratan de la
formación de las buenas costumbres, de la perfección de la vida, de la
verdadera imitación de Cristo (3.08.03)