Los
hombres modernos parece que estén hechos aposta para alejar al hombre de Dios.
(1.03.5)
Dios
ha hecho todo para el hombre y al hombre para Dios (2.06.08)
Dios
se hace tu amante y tu hijo y padre y madre al mismo tiempo. Él te busca, te
llama y te invita continuamente. ¡Oh, infelices aquellos que le abandonan, y
bienaventurados los que están en el abismo de aquella dulzura eterna! (2.02.05)
Dios
es más que nodriza, más que pedagogo, más que padre y madre (2.03.04)
¡Mostradme
a Aquél que ama mi alma!. Lo he encontrado y no lo dejaré sino que lo tendré
siempre junto a mí. ¡Oh, dulces paraísos! Oh, dichosos aquellos que por fin se
encuentran y allí reposan (2.02.07)
Busca
alegrarte en Dios todo cuanto puedas, y dichosos aquellos que gozan en su
espíritu y en su corazón. Y Dios os conceda gustar de una vez de aquel
verdadero gozo interior. Amén. Dios lo quiera (2.05.10)
Totalmente
certero, humilde y sincero, dispondré mi corazón a Dios, para que por su gracia
lo habite y haga de él su templo (2.02.26)
Aunque
la bondad de Dios da grandes bienes a nosotros, siervos infieles y embusteros,
sin embargo dará el bien de la perfección, el gustar de Dios y el saber y sus
secretos, a sus amigos y fieles discípulos (2.03.13)
Dios,
que es estable, os conceda aquella estabilidad y resolución en todas vuestras
obras y deseos, como quisiera mi alma (1.02.01)
La
bondad de Dios no se fija en nuestra malicia (2.06.03)
Si
tienes un amigo querido, amarás las cosas que él estima y ama. Teniendo Dios
tanta estima por el hombre como ha tenido, serías cruel y poco amante de su
Bondad y Majestad si de algo que tanto le cuesta [o sea, el hombre rescatado a
un precio muy caro] no lo tuvieses en cuenta (2.04.19)
Nosotros,
ebrios de las cosas visibles y constantemente presentes y, además no necesarias, ¿podremos dejar de amarlas si
un amor más grande no nos obliga a ello? No lo creáis; el “odio” de una cosa
nace del amor por otra; el “odio” de las cosas temporales nace del amor de las
celestiales... Es necesario que el hombre vaya por el odio de todas las criaturas
y de cada cosa al amor de Dios (2.04.14; 2.06.11)
Porque
me considero deudor de todos, a todos me someteré y me humillaré, y estaré de
acuerdo con cada uno, para que Dios por su bondad encienda mi corazón: Dios que
acostumbra a habitar en lugares humildes y tranquilos (2.04.37)
¡Qué
alegres se encuentran los buenos privándose del afecto de todo, porque así no
podrán ser separados del gozo infinito de Dios y, habiendo perdido todo, lo tienen
todo! (2.04.15)
¿Dios no ha abandonado todo por ti? ¿Hay algo que no haya hecho por ti? Y tú
¿querrías servirlo, amarlo, honrarlo limitadamente y nada más? No vuelvas nunca
a decirlo, porque, aparte de estropear el instinto natural que Dios te ha dado,
haces algo que te perjudica, ya que no avanzas en el camino de Dios (2.06.23)