VIDA Y OBRA
de San Antonio Mª Zaccaría
Para poder comprender mejor la
vida y la obra de S. Antonio Mª Zaccaría (1502-1539) y valorar convenientemente
la novedad carismática de sus iniciativas, es necesario tener presente el
momento histórico que le tocó vivir.
La península italiana, en los
albores del siglo XVI, debido al debilitamiento de los Estados existentes y a
los deseos de conquista de las grandes potencias de la época, se convirtió en
un campo de batalla en el que Francia y España, aliándose según las circunstancias,
con uno u otro de los Estados de la península, se disputaron en ella la
primacía europea. Esta situación y la peste que asoló el norte de Italia
hicieron que la vida en ella en tiempo de Antonio ~ estuviera llena de
dificultades y tristezas
El Renacimiento, por su parte,
trajo consigo, en esa época, un nuevo modo de pensar y de vivir, una nueva
concepción de la vida diferente a la medieval. Además, el declive del poder
papal y la necesidad de una reforma en la Iglesia, empujaron, a los espíritus
más sensibles, a buscar la reforma en profundidad de la vida cristiana y de la
misma Iglesia. Esta crisis eclesial desembocará en la Reforma católica, cuya
expresión más significativa fue el Concilio de Trento (1545-1563>, y a la
Contrarreforma protestante que dio comienzo en 1517.
En este clima de crisis, de
guerra, de pestes, de tensiones y esperanzas, nace Antonio
en el año 1502, en
Cremona (Italia), ciudad a las orillas del río Pó, a unos 90 kilómetros al
sureste de Milán. Lázaro Zaccaría, padre de Antonio Mª, noble de origen
genovés, se desposó muy joven con Antonieta Pescaroli, mujer de gran corazón y
de una inteligencia privilegiada, así como de una piedad sólida e iluminada.
Viuda a los 18 años, se entregó totalmente a su hijo, educándolo en la generosidad,
en la renuncia y en el amor a los más necesitados.
Antonio ~ bajo la atenta mirada de
su madre y de sus educadores, fue creciendo, como Jesús, en sabiduría y en
gracia delante de Dios y de los hombres. A los 15 años, una vez concluida la
primera etapa de sus estudios, deja su ciudad natal para cursar los estudios
superiores en la ciudad de Pavía (1517-1520), centro cultural muy prestigioso
en su época. Culturalmente preparado, a los 18 años, Antonio ~ decide proseguir
sus estudios en la célebre Universidad de Padua (1520-1524). Pero antes de
incorporarse a la Universidad, el 10 de octubre de 1520 hizo testamento en
favor de su madre, dejándole todos sus bienes. Fue este un signo de desprendimiento
evangélico, de amor y agradecimiento filial.
En la Universidad de
Padua obtuvo la Licenciatura en Medicina. El prestigioso Ateneo lo cuenta
entre sus estudiantes más insignes.
Una vez concluidos los estudios
universitarios, regresa a su ciudad natal más preparado, más sólido en la fe,
más maduro para asumir nuevas e importantes responsabilidades. En esta etapa
de su vida, Antonio Mª destaca por sus muchas iniciativas. Como un
moderno militante laico, sensible a las exigencias y necesidades de su tiempo,
decide no ejercer la medicina y dedicarse «a la vida espiritual», empleando
su tiempo en los estudios teológicos, en el ejercicio de la caridad y en el
apostolado (1524-1528).
Este joven laico, que iba
orientando su vida hacia el sacerdocio (1528), queriendo contribuir a la
recuperación del “fervor cristiano”, dio vida, en su ciudad natal, a un
grupo de reforma, similar a los existentes en otras ciudades italianas. En San
Vidal, pequeña iglesia cercana a su casa, reunió a nobles y a gentes de toda
clase y condición para leer juntos y profundizar con ellos en la Sagrada
Escritura. Tuvo también en este templo numerosas conferencias bíblico-morales
y catequesis para jóvenes.
Siguiendo el consejo del dominico
Fray Bautista de Crema, su padre espiritual, se trasladó a Milán (1530); allí
se encontró con los patricios milaneses Jaime Antonio Morigia y Bartolomé
Ferrari y con los demás componentes del grupo o cenáculo de la «Eterna
Sabiduría». Grupo que se caracterizaba por su espiritualidad reformadora y
por una fuerte experiencia de vida comunitaria.
Animado y empujado por Fray
Bautista de Crema, Antonio Mª en unión de Morigia y de Ferrari, da vida a la
Orden de los Clérigos Regulares de San Pablo. La Orden file aprobada por el
Papa Clemente VII el 18 de febrero de 1533. Es la primera Congregación, en la
Iglesia, puesta bajo el patrocinio de San Pablo. A sus miembros los llamó, Antonio
~ «Hijos de Pablo santo». Posteriormente el pueblo comenzó a llamarlos «Barnabitas»,
tomando el nombre de la Iglesia de San Bernabé (en italiano Bárnaba),
primera sede de la Congregación.
El Fundador quiso que sus
hijos se inspirasen en la doctrina y el ejemplo del Apóstol y que se
caracterizasen por una intensa vida de renovación interior, centrada en el
Crucificado y en la Eucaristía; por un acentuado sentido comunitario y por un
compromiso especial hacia la reforma de costumbres que él consideraba como «la
verdadera finalidad». «el puro honor de Cristo, la pura utilidad del prójimo,
las puras humillaciones y desprecios de sí mismo».
Muy pronto, Antonio Mª,
sensible a las necesidades de los tiempos, intuyó que era necesario que también
las Religiosas y los Laicos participasen, codo con codo, con los
Sacerdotes-Religiosos en la Reforma de las costumbres y en la renovación del
fervor cristiano en la Iglesia. Con este fin fundó la Congregación de las HH.
Angélicas de San. Pablo y el Tercer Colegio de los Casados, hoy Laicos de San
Pablo.
La Congregación de las HH.
Angélicas de San Pablo (1535) es la primera Congregación religiosa femenina de
vida activa en la Iglesia. Su misión será «anunciar por todas partes la
viveza del Espíritu y el Espíritu vivo», es decir, el fervor y el empuje
propio de la Cruz. «Viveza espiritual y Espíritu vivo» puestos al servicio
de la «renovación del fervor cristiano». Antonio Mª, al encomendar esta
misión a sus hijas, estaba seguro de que este «fervor» transformaría la
vida de una sociedad cansada, corrompida y paganizada.
Para participar activamente en
este proyecto renovador, Antonio ~ da vida a un tercer grupo, el de «los
casados de San Pablo». Destaca por una intensa vida de oración, de renovación
interior, de ascesis y por su apostolado fecundo.
Los
tres Institutos, nacidos del impulso renovador de Antonio Mª, se mueven alrededor
de dos grandes centros de interés: «La casa religiosa» donde se reunían
para orar y ejercer la fraternidad y «el trabajo apostólico» donde se
gastaban para «ganar al prójimo». Sacerdotes-Religiosos, Religiosas y
Laicos son expresión diversificada de una única familia, llamada a compartir
el mismo camino y el mismo compromiso apostólico. Proyecto ambicioso e innovador
el de Antonio Mª, pero los tiempos no estaban maduros, la Iglesia tendrá que
esperar más de un siglo para aceptar la existencia de Congregaciones
religiosas femeninas sin clausura, y esperar al Vaticano II para proclamar,
claramente, la plena madurez de los laicos y su corresponsabilidad en la
pastoral de la Iglesia.
Antonio Mª y sus hijos, por éstos y otros
motivos, tuvieron que sufrir incomprensiones, envidias, procesos de la
Inquisición, pero al final, la verdad salió a flote y el espíritu y la obra de
Antonio ~ siguen vivos en el tiempo al servicio de Dios y de su Iglesia.
Nuestro santo, débil de salud, va poco a poco perdiendo energías. Gastado por
su intenso trabajo apostólico y por las incomprensiones y tensiones vividas, se
siente desfallecer. Estando en el Condado de Guastalla, se sintió indispuesto
y pidió que le llevasen a su patria chica, a la casa que le vio nacer. Allí
expiró, entre los brazos de su madre, el 5 de julio de 1539.
Antonio Mª no tuvo tiempo para trazar un cuerpo
orgánico doctrinal y una precisa línea de acción para sus hijos. De él se
conservan 11 Cartas, 5 Conferencias sobre los Mandamientos y una sobre la tibieza
y la Alocución del 4 de octubre de 1534, un esbozo de Constituciones para ¡os
Barnabitas y algunas Sentencias espirituales.
Fue reintegrado al culto de Beato
en el año 1890 y Canonizado el 27 de mayo de 1897, fiesta de la Ascensión, en
la Basílica de San Pedro, de Roma, por el Papa León XIII.